La libertad de movimiento suele apreciarse sólo cuando la perdemos repentina o gradualmente. No se trata sólo de accidentes, deportes competitivos y entrenamientos intensos y regulares, sino también de procesos naturales de envejecimiento que pueden afectar a nuestro sistema musculoesquelético. Cualquiera que haya tenido un cartílago dañado o desgastado sabe lo difícil que puede ser el más mínimo movimiento.
¿Qué ayuda a reconstruir el cartílago de las articulaciones?
En la edad adulta, el estado del cartílago articular depende de la calidad y cantidad del material intercelular producido por las células del cartílago, incluido el contenido de agua. Si el cartílago pierde su contenido de agua, su elasticidad disminuye, volviéndose más sensible. Las cargas inelásticas sobre el cartílago provocan microlesiones que pueden desencadenar procesos degenerativos adicionales. De esta forma, se desarrolla fácilmente este aterrador proceso, por el cual apenas podemos movernos por la mañana, y nuestras articulaciones necesitan tiempo para “ponerse en movimiento” y nuestro movimiento se regenera. Sin embargo, esto es sólo el comienzo, después cada movimiento es doloroso e incluso limitado. Con el tiempo, incluso en reposo, aparece dolor. Para la salud del cartílago, es muy recomendable consumir diversas sustancias que protegen el cartílago. Entre ellos se incluyen importantes componentes del tejido cartilaginoso: la glucosamina y el sulfato de condroitina, que lamentablemente no siempre están disponibles en cantidades suficientes en las personas mayores, por lo que su suplementación puede ser de importancia clave en la prevención y el tratamiento.
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