Ácidos grasos Omega 3 realizan muchas tareas diferentes en tu cuerpo: tus células producen hormonas y vitaminas; almacenar energía y nutrientes; Participar en la construcción de la membrana celular. Sin membranas celulares, las células perderían su capacidad de retener nutrientes y agua y no podrían comunicarse entre sí.
La cantidad y composición de los ácidos grasos omega-3 aportados depende principalmente del tipo de alimento consumido. Cuando los ácidos grasos omega 3 se incorporan a las membranas celulares, las hacen más “fluidas” y flexibles, lo que también explica su efecto positivo en todo el organismo. Veamos cuáles son estos efectos beneficiosos de los ácidos grasos omega 3.
Apoyo al sistema circulatorio.
Gracias a los ácidos omega 3, el colesterol es menos susceptible a acumularse en las arterias, el nivel de ácidos grasos baja, la presión arterial baja y se reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos.
Apoyando el sistema nervioso
Los ácidos grasos también son componentes importantes de las membranas de las células nerviosas, y el DHA es el ácido graso omega-3 más importante. Esto asegura una transmisión fluida de impulsos entre las células y ayuda al funcionamiento normal del sistema nervioso, la visión y el cerebro. Esto es especialmente importante en el período fetal e infantil, ya que favorece su desarrollo saludable, mientras que en el caso de las personas mayores, el objetivo es frenar el retraso mental y mantener la salud mental.
Efecto antiinflamatorio
El omega 3 también tiene efectos antiinflamatorios comprobados. Esto significa que puede reducir directamente el dolor, por ejemplo en la artritis, pero también puede influir indirectamente en el estado de inflamación crónica leve. De esta forma, ayuda a prevenir o puede tener un efecto beneficioso sobre trastornos metabólicos, diabetes, enfermedades cardiovasculares, problemas del sistema nervioso, procesos autoinmunes, depresión y división celular defectuosa.
Apoyando el sistema inmunológico
Finalmente, cuanto más flexibles sean tus células, mejor podrán defenderse contra los ataques de patógenos. De esta forma, los ácidos grasos omega 3 contribuyen al mejor funcionamiento del sistema inmunológico y, gracias a su efecto antiinflamatorio, aceleran la regeneración.