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¿Es hora de tener una alergia?



Cada vez más personas son alérgicas, porque cada vez más sustancias nos sensibilizan y causan diversas dolencias: además de la fiebre del heno, también enrojecimiento local de la piel, ojos llorosos, picazón en el paladar y la garganta, ronquera, hinchazón, dolores de cabeza, irritabilidad y pérdida de apetito. diarrea y dolor de estómago. La sensibilización (alergia) puede manifestarse de muchas maneras y afectar a varios órganos, desde la cabeza hasta casi los pies, porque todo depende del tipo de alergia. La causa principal de todas estas manifestaciones desagradables es un alérgeno, un agente sensibilizante. Cualquier sustancia aparentemente inofensiva puede convertirse en sustancia. Supuestamente, para el año 2020, aproximadamente el 50% de nuestra población tendrá algún tipo de alergia.

Cada alergia es una reacción anormal del sistema inmunológico ante un factor que provoca una serie de reacciones violentas en el organismo.

¿Cómo está funcionando?
Cuando un alérgeno ingresa al cuerpo, este se defiende aumentando la producción de histamina. Esta sustancia acumulada en los mastocitos de la piel, el tracto respiratorio y el tracto digestivo juega un papel importante en el mecanismo de defensa. La sensación de ardor en la piel después de una astilla, una picadura de mosquito, un rasguño, etc. es el resultado de la histamina liberada por los mastocitos con fines defensivos. Sin embargo, la histamina debe su mala reputación a las reacciones alérgicas, cuando el estímulo no es nada peligroso, por lo que el cuerpo libera histamina de forma bastante innecesaria. Los síntomas y tipos de alergia pueden cambiar con la edad. A continuación se ofrece una rápida “descripción general sobre las alergias”.

fiebre del heno
Es una rinitis alérgica causada principalmente por hipersensibilidad a la presencia de polen de plantas en el aire. Debido a que son omnipresentes, las reacciones alérgicas pueden ser repentinas y duraderas. Este tipo de alergia ocurre durante el polen de las plantas. Algunas plantas empiezan a polinizar a partir de enero (¡incluso en nuestro clima, durante el invierno!), por lo que este tipo de alergia puede molestarnos durante varios meses del año. Los síntomas más característicos son ojos llorosos, secreción o obstrucción nasal (obstrucción), estornudos e irritación de las mucosas.

Alergia alimentaria
Este tipo de alergia (a los alimentos) puede provocar: vómitos, náuseas, diarrea, estreñimiento y dolor abdominal. A menudo, el primer síntoma es distensión abdominal, cólico intestinal, pérdida de apetito, mal aliento y… ¡picazón anal! La alergia alimentaria también puede provocar cambios en otros sistemas u órganos. Los síntomas incluyen fatiga, somnolencia excesiva, dolores de cabeza, dificultad para concentrarse e hiperactividad. Los alimentos alergénicos más comunes son las proteínas de la leche de vaca (caseína) o su azúcar (lactosa), las claras de huevo, las frutas de temporada (¡fresas!), las verduras (tomates, apio), los frutos secos (especialmente el maní) y muchos otros.

Alergias cutáneas: desde sarpullido hasta dermatitis atópica
Este es otro tipo de alergia, pero afecta la piel. Generalmente se forma bajo la influencia de sustancias vegetales o animales (pelo de gato, perro), compuestos químicos (látex), metales (níquel, cromo) o alimentos. Puede ser el resultado del contacto físico de la piel con un alérgeno (cosméticos, níquel en las joyas que se llevan en el cuerpo, guantes de látex), pero también del consumo de determinados productos. Los síntomas incluyen: urticaria (picazón y ampollas acuosas en la piel), diversas formas de eccema (eczema). Las alergias cutáneas provocan cambios en la piel: enrojecimiento, sequedad, dolor y picazón. La exacerbación de la alergia cutánea se llama dermatitis atópica (EA).

¿Cómo protegerse contra las alergias?
Algunos tipos de alergias se pueden evitar evitando los alérgenos. Sin embargo, primero debes identificarlos y luego intentar eliminarlos de tu entorno inmediato.

Sin embargo, teniendo en cuenta la variedad de sustancias con las que entramos en contacto y que pueden provocar tal reacción en el organismo, así como la presencia constante de compuestos alergénicos en el medio ambiente, esta tarea se vuelve muy difícil y, a menudo, incluso imposible. ..

Un grupo de fármacos antialérgicos acude al rescate, principalmente antihistamínicos, con mayor frecuencia orales, que inhiben la secreción de histamina en el organismo. Los antihistamínicos están disponibles sin receta médica, pero esto no significa que el paciente pueda usarlos sin moderación. Estos medicamentos de venta libre incluyen: loratadina y cetirizina, que se caracterizan por una acción de larga duración, lo cual es particularmente importante porque bloquean los efectos adversos de la histamina. También se ha comprobado que los antihistamínicos también tienen propiedades antiinflamatorias. La eficacia de los antihistamínicos orales es mayor en las alergias del tracto respiratorio superior (polinosis) y la urticaria aguda. En algunos tipos de alergias, la administración local de medicamentos es eficaz: por vía intranasal, inhalada (mediante inhaladores), en el saco conjuntival y en la piel. La ventaja de administrar fármacos de esta forma es la posibilidad de obtener altas concentraciones locales y evitar efectos secundarios sistémicos. Además, el inicio de acción de los fármacos tópicos, por ejemplo, los vasoconstrictores, suele ser más rápido que cuando se administran por vía oral.
Sólo en caso de síntomas potencialmente mortales (shock anafiláctico) o exacerbación grave de la alergia es mejor administrar medicamentos de forma general o incluso por vía intravenosa.
También es importante la atención especializada: en caso de alergias cutáneas, utilizar productos de limpieza y cuidado de farmacia (emolientes). En caso de fiebre del heno, es recomendable utilizar sprays con agua de mar o suero fisiológico, que ayudan en la higiene diaria porque eliminan los alérgenos de la mucosa nasal. En el caso de conjuntivitis alérgica, después de aliviar los síntomas agudos, conviene utilizar gotas para los ojos, las llamadas Lágrimas artificiales que ayudarán a eliminar las impurezas de la superficie del globo ocular.
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